viernes, 3 de abril de 2015

Vivir hoy

Viviré este día como si fuese el último día de mi vida.
¿Y qué haré con este último día de valor incalculable que me queda?
Primero, sellaré el contenido de la vida de manera que ni una gota se derrame sobre la arena.

No perderé ni un momento siquiera en lamentarme por las desgracias del ayer, porque ¿Por qué debo despreciar lo que es bueno en lo malo?
¿Puede la arena deslizarse hacia arriba en el reloj?
¿Saldrá el sol donde se pone y se pondrá donde sale?
¿Puedo vivir de nuevo los errores del ayer y corregirlos?
¿Puedo hacer que retornen las heridas del ayer y sanarlas?
¿Puedo volverme más joven que ayer?
¿Puedo desdecirme del mal que he hablado, anular los golpes que he asentado, el dolor que he provocado?

No, el ayer ha quedado sepultado para siempre y no pensaré más en él.

Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia.
¿Y qué haré entonces?
Olvidándome del ayer, no pensaré tampoco en mañana.

¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá?
¿Puede la arena del mañana correr por el reloj antes que la de hoy?
¿Nacerá el sol dos veces esta mañana?
¿Puedo realizar las tareas del mañana mientras me hallo en la senda del hoy?
¿Puedo poner el oro del mañana en la bolsa de hoy?
¿Puede el niño del mañana nacer hoy?
¿Puede la muerte que se producirá mañana proyectar hacia atrás su sombra y oscurecer el gozo de hoy?
¿Debo preocuparme por acontecimientos que quizá nunca contemple?
¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurran?

¡No! El mañana yace sepultado con el ayer, y no pensaré más en él.

Viviré este día de mi existencia.

Este día es todo lo que tengo

y estas horas

son ahora mi eternidad.

Viviré este día como si fuese el último día de mi existencia.

Los deberes de hoy los cumpliré hoy.

Hoy acariciaré a mis hijos mientras son niños aún; mañana se habrán ido.

Hoy abrazaré a mi mujer y la besaré dulcemente; mañana ya no estará y yo tampoco.

Hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado; mañana ya no clamará pidiendo ayuda ni tampoco yo podré ayudarlo.

Hoy me consagraré al trabajo, mañana no tendré nada que dar y no habrá nada que recibir.

Y si es mi último día, será mi monumento más grande.

Haré de éste día, el mejor de mi vida.



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