domingo, 5 de abril de 2015

No hay tiempo que perder

Cuando llegó a los oídos del maestro la noticia de que el bosque cercano había sido devastado por el fuego, movilizó inmediatamente a sus discípulos y les dijo: Debemos volver a plantar los cedros!

¿Los cedros? – Exclamó incrédulo uno de los discípulos

¡Pero si tardan dos mil años en crecer!


Entonces tenemos que comenzar de inmediato.


Dijo el maestro - ¡No hay un minuto que perder!




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